Por Daniela Reyes, foto Liz Ramirez
Aunque el origen es incierto, existen quienes aseguran que con la llegada del Franciscano Fray Jodoko Ricke y al haber sembrado trigo en 1534 aproximadamente, inició la elaboración del pan y bizcochos que era el alimento de los españoles; también mencionan que quienes comenzaron a hacerlos fueron los europeos. Sin embargo, en Cayambe empezaron a tener protagonismo hace 100 años cuando un grupo de jóvenes promocionaban estos bocadillos en los vagones, es así que las personas compraban desde las ventanas de los ferrocarriles para aplacar el hambre hasta llegar a su destino que era Quito o San Lorenzo.
Pero hace 25 años la receta empezó a difundirse, se cree que la cafetería que inició con la preparación es la que actualmente se llama “Café Cayambe”, con la familia Jarrín; al fallecer la pionera en la elaboración de los bizcochos existe un cambio en la receta, después de realizar un viaje a Europa se decide modificar el producto para obtener uno no muy duro más crujiente. Claro que existen otros moradores del sector que especulan que la familia Donoso fue la que difundió esta tradición; es difícil conocer esta historia del origen pero lo que sí sabemos es que no podemos visitar Cayambe y no probar estos deliciosos bocadillos que se puede encontrar en cada calle por la que se transita.
A pesar de existir varios locales que hoy en día ofrecen estas delicias, cada persona tiene su preferido y sabe a cual llegar cuando recorre Cayambe; esto se debe a que con la innovación tecnológica muchos negocios han decidido sustituir los hornos de leña por hornos a gas o incluso dejar de mezclar a mano y utilizar mezcladoras mecánicas que les simplifica el trabajo. Pero, lo que todos preferimos es la preparación tradicional y artesanal, que al llegar al lugar inundemos nuestros olfatos de ese olor hogareño, logrando admirar los hornos de leña que tienen en los locales como muestra de que los bizcochos son elaborados como tiempos de antaño.
Incluso hay lugares que permiten apreciar el proceso de elaboración haciéndonos recorrer cada rincón; al tener la masa realizada se extiende en la mesa, se empieza a amasar, se mide el tamaño de los bizcochos, se trocea con el cuchillo, se les da la forma para finalmente colocar en el horno esperando que estén en su punto y crujientes.
Esta delicia se le puede acompañar con queso de hoja, un chocolate caliente o manjar que de cualquier forma serán deliciosos. ¡Si visitas Cayambe tienes que comer estos bocadillos que se han convertido en referente de la ciudad!