Hágase la luz; y la luz se hizo
Génesis 1:3
Los próceres del 10 de Agosto de 1809. Jamás hubieran imaginado que su sueño de independencia llegaría a ser un sinónimo de luz y de esperanza para el mundo. En la denominada Carita de Dios, se celebra la fiesta de la luz, en honor a este sueño de independencia y liberta.
Como recuento y homenaje de este suceso histórico que dio el nombre de “Luz de América” a la ciudad de Quito; la Alcaldía del Distrito Metropolitano montó desde agosto del 2016 la Fiesta de la Luz. Sin duda, esta iniciativa se encarga de proyectar de forma artística fotografías, vídeos y gráficos generados por un computador, sobre superficies reales como iglesias y monumentos históricos.
La idea surge a partir de un convenio de cooperación entre los municipios de Quito y Lyon (Francia). Entonces, tiene como fin la apropiación de los espacios patrimoniales y de la memoria histórica de la capital ecuatoriana. La ciudadanía, quien se ve involucrada de forma activa en esta fiesta, al ser el segundo espectáculo más grande de luces a nivel mundial llama mucho la atención a propios y extraños.
La Fiesta de la Luz
Se concentra en el casco histórico de la ciudad. En este año el evento se extendió del 8 al 12 de agosto, donde fueron intervenidos 18 espacios patrimoniales para deleite de los visitantes; quienes pudieron disfrutar de luces que se movían y cambiaban de forma y color al ritmo de la música. Del mismo modo, observaron propuestas de varios artistas como las “Sombrillas de luz” de Lenin Moncayo. Una obra que estuvo compuesta de 140 sombrillas blancas que se vistieron de variaciones cromáticas sincronizadas; gracias al aporte de las luces led que se encontraban distribuidas en cada una de ellas.
La Fiesta de la Luz, al ser un evento artístico multitudinario; se ha convertido estos últimos tres años en el eje principal del Verano de las Artes. Lo cual ha de suponer un incremento de turistas. Como resultado, quedarán maravillados por el espectáculo visitarán Quito para experimentar de forma gratuita un momento caleidoscópico; y lo más importante, la historia y las construcciones patrimoniales cobran sentido y vida.